Un día un minero portugués Vasco de Almeida, devoto de la Virgen del Carmen, cayó prisionero y fue condenado a la pena máxima, pero cuando la Bella Tirana lo conoció, quedó deslumbrada y se enamoró a tal punto que abandonó sus creencias y se convirtió al catolicismo. Sus súbditos lo tomaron como una traición y se negaron a aceptar la relación. Ella se aferró al prisionero y lo protegió, desencadenando violentos acontecimientos que culminaron con la condena a muerte de los dos. A mediados del siglo XVI el misionero Fray Antonio Rendón encontró una cruz cristiana en el bosque de Tamarugal y ordenó construir una iglesia consagrada a la Virgen del Carmen de La Tirana en memoria de la bella historia de amor protagonizada por la nativa y el conquistador.
El santuario se encuentra en la pequeña localidad de La Tirana, situada a 1770 km. al norte de Santiago. La iglesia relativamente reciente, fue erigida a comienzos del siglo XX por el cura párroco, el padre Friedrich, para reemplazar la construcción colonial destruida por dos terremotos.

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