Fue objeto de veneración temprana, y ya santa Genoveva hizo construir una iglesia sobre su tumba hacia los años 450-460.
Dionisio fundó en Francia muchas iglesias y fue martirizado en el 272.
Según las Vidas de San Dionisio, escritas en la época carolingia, tras ser decapitado, Dionisio anduvo durante seis kilómetros con su cabeza bajo el brazo, atravesando Montmartre, por el camino que, más tarde, sería conocido como calle de los Mártires. Al término de su trayecto, entregó su cabeza a una piadosa mujer descendiente de la nobleza romana, llamada Casulla, y después se desplomó. En ese punto exacto se edificó la célebre basílica de Saint-Denis en su honor. La ciudad se llama actualmente Saint-Denis.
Su festividad se celebra el 9 de octubre.
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