Cuenta la tradición que el capitán portugués Baltazar de Abreu Cardoso salió a cazar por los predios de su gran hacienda. Se internó en el monte y llegó a lo alto de un peñasco persiguiendo a un animal.
De pronto se le apareció una enorme cobra que intentó atacarlo.
El capitán lleno de espanto y angustia comenzó a rezar encomendandose a la Virgen a quien solicitó auxilio y protección.
En ese instante saltó de entre las piedras un gigantesco lagarto que luchó con la serpiente, librando a Baltazar del peligro.
El capitán atribuyó su salvación a la milagrosa intercesión de la Virgen y en agradecimiento decidió construir una capilla en la cima de la montaña, a la que llamó Nuestra Señora de la Peña.
En el siglo XIX fue derribada la antigua capilla y el padre Miguel de Araujo se encargó de la edificación del santuario.
La festividad en honor a la Virgen se celebra desde octubre a noviembre, e incluye una tradicional y popular romería.
Foto ext de la web viajeros.com
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