Padre Pío - Bilocaciones
Bilocación significa la facultad de estar en dos lugares al mismo tiempo. San Antonio De Padua, por ejemplo, se encontró simultáneamente en Lisboa y en Padua. En el caso del Padre Pío, se cuentan por cientos los testimonios de diversa índole, de los que aquí sólo relatamos algunos como ejemplo.
La "bilocación de la voz" es un fenómeno frecuente en él. Sus hijos espirituales, y hasta personas extrañas a él, le han oído a grandes distancias dar noticias o consejos, y hasta amonestaciones, especialmente en medio del sueño, y han oído esa voz suya en forma clara y comprensible, pero sin ver al Padre Pío.
Telegramas, mensajes telefónicos, cartas de todas las especies, y numerosos testigos oculares atestiguan sus bilocaciones en Italia, Austria, Uruguay, Estados Unidos.
Monseñor Damiani, Vicario General De la Diócesis de Salto en el Uruguay, mantenía este diálogo en 1930 con su amigo el Padre Pío:
Me gustaría morir aquí para que usted me asistiera en mis últimos momentos.
Le contestó el Padre Pío: No, usted morirá en Uruguay.
¿Y usted irá a ayudarme a morir bien?.
Naturalmente.
Durante ese mismo viaje, una mañana, Monseñor Damiani tuvo un ligero ataque cardíaco y al punto envió en busca de su amigo. Pero como estaba confesando, el capuchino no acudió al llamado. Cuando éste subió hacia mediodía, el prelado lo retó suavemente:
Capuchino, ¿porqué no vino cuando lo mandé a llamar?, podía haber muerto.
Hombre de poca fe, ¿no le dije que usted morirá en el Uruguay?.
Y veamos ahora el fin de la historia, contada en 1942 por el R. P. Antonio M. Barbieri, Arzobispo de Montevideo: En 1942, en la víspera de las bodas de plata sacerdotales del Obispo de Salto, Monseñor Alfredo Viola, que reunía en el Obispado al Delegado Apostólico y a cinco prelados, fui despertado a medianoche por un golpe dado en la puerta de mi cuarto. Al entreabrirla, vi pasar un capuchino y oí una voz que me susurraba: "Vaya al cuarto de Monseñor Damiani, está muriéndose".
Me puse la sotana, desperté a algunos sacerdotes y fuimos al cuarto de Monseñor.
Sobre la mesa de noche había una hoja de papel con unas palabras escritas de puño y letra: "El Padre Pío ha venido" (el Arzobispo conserva este testimonio).
Cuando fui a Italia y vi al Padre Pío, le pregunté: "Padre, ¿era usted el Capuchino que yo vi la noche en que murió Monseñor Damiani?.
El Padre pareció confuso, cuando le hubiera sido tan fácil negarlo. Como no insistí él sigue guardando silencio. Yo me eché a reír diciendo: "Ya comprendo". Entonces movió la cabeza y dijo: "Si, usted ha comprendido".
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¡¡Gracias Padre Pío!!
Oración
Oración
“Préstame, Madre tus ojos, para con ellos mirar, porque si con ellos miro, nunca volveré a pecar.
Préstame, Madre tus labios, para con ellos poder rezar, porque sin con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.
Préstame, Madre, tu lengua, para poder comulgar, pues es tu lengua, patena de amor y santidad.
Préstame, Madre tus brazos, para poder trabajar, y así rendirá el trabajo, una y mil veces más.
Préstame, Madre, tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierto con tu manto, al cielo he de llegar.
Préstame, Madre, a tu Hijo, para poderlo yo amar, si Tú me das a Jesús, ¡qué más puedo desear! Y esa será mi dicha, por toda la eternidad”.
Presbítero José Luis Carvajal Ibelli (de mi libro: “Meditaciones diarias de paz y alegría”, Editorial “Santa María”, Buenos Aires, Argentina).
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2 comments:
Gracias!!!! besos y buen fin de semana
Querida Claudia,
También agradezco y venero del Padre Pío
buen fin de semana y saludos de Baviera
Crissi
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