Una intensa oración frente a María Salus Populi Romani, y frente al crucifijo de madera que protegió a Roma de la "Gran Peste" del siglo XVI. Así, el Papa Francisco, en este tercer domingo de Cuaresma, saliendo del Vaticano, quiso enfatizar su cercanía con quienes sufren al ir a implorar la protección especial de la Virgen que es venerada en el icono conservado en la basílica de Santa María Maggiore, en la primera etapa de sus dos visitas romanas.
Con su oración, el Santo Padre invocó el fin de la pandemia que golpea a Italia y al mundo, imploró la curación de tantos enfermos, recordó a las muchas víctimas de estos días y pidió que sus familiares y amigos encuentren consuelo y alivio. Su intención también fue por los trabajadores de la salud, médicos, enfermeras y a aquellos que en estos días, con su trabajo, garantizan el funcionamiento de la sociedad. Alrededor de las 17:30 horas el Santo Padre regresó al Vaticano”.
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