Tenemos que usar con devoción el agua bendita. Estaría bien tenerla siempre en casa.
La vida de los Santos nos enseña su eficacia.
La Iglesia asperja con agua bendita todo lo que utiliza en el culto divino, también los comestibles.
En la liturgia, el agua es un símbolo exterior de la pureza interior.
Se usa para bendecir objetos o personas indistintamente.
El agua bendita tiene la facultad de atraer la gracia sobre sí misma.
El Bendicional nos dice: El agua es un elemento que gozó siempre en la Iglesia de gran veneración, y bendecida ritualmente evoca el recuerdo de Cristo, que representa la culminación de las bendiciones divinas. Él se llamó a sí mismo "agua viva" e instituyó el sacramento del agua, el bautismo, para regenerar a los hombres e injertarlos en Él.
El agua bendecida nos recuerda nuestro bautismo, en el cual nacimos de nuevo del agua y del Espíritu Santo, regeneración que Cristo nos mereció con su muerte y resurrección. "Siempre que seamos rociados con agua bendita o que nos santigüemos con ella, damos gracias a Dios por su don inexplicable, y debemos pedir su ayuda para vivir siempre de acuerdo con las exigencias del bautismo, sacramento de la fe, que un día recibimos". Ext de Corazones
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