Nuestra Señora de la Altagracia - Republica Dominicana

Alrededor de 1512, una pintura de la Virgen fue traída a La Española por Alonso y Antonio Trejo, llegados de Extremadura, España. En ese año los hermanos se mudaron e instalaron en la villa de Salvaleón de Higüey un trapiche para la producción de azúcar. Llevaban con ellos la imagen y luego decidieron donarla a la iglesia local.

Pronto los vecinos empezaron a reconocer los milagros obrados por la Virgen. La devoción se consolidó como consecuencia de la victoria en la batalla de la Sabana Real de la Limonade por los españoles sobre los franceses el 21 de enero de 1691. En la vispera habian rezado a la Virgen y como agradecimiento por el triunfo, desde ese momento se asentó ese día como el de la fiesta de la Altagracia.

Una leyenda popular cuenta que una niña de 14 años le pidió a su padre, un comerciante que viajaba a Ozam, que le trajese de regalo una imagen de la Virgen de la Altagracia, con la que habia soñado.

El padre buscó la imagen, pero los sacerdotes  no conocían esa advocación. Emprendió el regreso, pero se detuvo en la casa de unos amigos en Los Dos Ríos y mencionó la busqueda infructuosa de la imagen.

Un anciano que había solicitado pasar la noche ahí, le dijo que sí existía y sacando de su bolsa un pequeño lienzo enrollado, se lo entregó.

El mercader regresó a su casa y un día 21 de enero le entregó a su hija la imagen al pie del arbol de naranjo que aún se conserva donde hoy se levanta el santuario de la Altagracia.

La imagen de Nuestra Señora de la Altagracia, lleva el título de Protectora y Reina del Corazón de la República Dominicana y ha sido coronada en dos ocasiones.

La primera vez por el papa Pío XI el 15 de agosto de 1922 y la segunda vez por Juan Pablo II el 25 de enero de 1979 cuando el Pontífice visitó Santo Domingo por primera vez y le ofrendó su obsequio personal, una diadema de plata dorada.